Y de repente ocurrió , y aunque no puedo decir que me sorprendiese que ocurriera del todo, me sentí maravillada ante las sensaciónes que me produjeron sus labios al unirse a los míos, en un movimiento lento y consensuado.
Lo sorprendente fue que , como lo hubiese besado mil veces aún siendo la primera vez, nuestros labios se coordinaron en ritmo e intensidad de forma natural, entreabiendose al unísono solo lo justo para permitir un leve, pero sugerente, roce nuestras lenguas.
Y aquel primer beso , me supo a espuma de mar, a esa espuma que surge al romper las olas dejando esa estela que sugiere la bravura y la impetuosidad de un océano en agitación, dejando dibujada en mi rostro una sonrisa por horas y en mi cuerpo el deseo de ir mucho más allá.