Te deseo, como nunca había deseado antes, sin pregunta ni respuesta. Ya te deseaba entonces, y con el devenir del tiempo, caen las hojas caducas de otoño y el deseo sigue ahí perenne, impenitente , clavado en mi mente, en mi cuerpo, a los días y a mis noches, presa de no sé qué suerte de ignoto sortilegio que no logro, que no quiero, vencer.
Te deseo y desearía zafarme del martirio de lo inconcluso, de lo incógnito....Atado y circunscrito el frenesí a mis recónditas y desbordadas fantasías, sólo manifiestas cuando murmuro tu nombre al tocar mi cuerpo imaginando que eres tú quien lo hace, en el delirio de que es a ti a quien susurró al oído , una vez dentro de mi, que nadie me hizo vibrar así y ser tan salvajemente yo misma.
Te deseo, y deseo liberarme a tu merced , sin importar nada más, con tu olor impregnado en mi piel y tú sabor en mi boca....exhausta, rendida a tu ser
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