Recostada en la cama junto a él, aún desnudos en la mañana , le observo mientras dormita,ahora completamente relajadas sus marcadas y masculinas facciones, sumido en el sopor provocado por el cansancio natural tras una noche de diversión que culmina en sexo.
Puedo recrearme, silenciosamente, en la belleza serena de su rostro, de su cuerpo modelado y firme,que ahora tan quieto, se me antoja como si fuese una estatua de mármol , nívea y fría,lejana ya de su natural impulsividad, de su fogoso ímpetu . Sus párpados cerrados me invitan inconscientemente,a ser besados suave y fugazmente, en un acceso de ternura que no puedo ni quiero reprimir. Su juventud y su helada belleza me hace sentir, por un momento, una punzada de culpabilidad por estar allí, por desearlo tanto,y provocarlo tan deliberadamente y dejarme provocar, por ese magnetismo, por ese influjo,que de forma inexplicable ,él tiene sobre mi.
Es en ese momento de quietud cuando más percibo su "aura"; Lo que hay debajo de su piel ahora más legible ,como si se hubiese desprendido de su coraza, de su dureza y deseo abrazarlo, sin palabras ni artificios,en el mas absoluto silencio. Reposar mi rostro en su pecho y quedarme un rato ahí, dormida oyendo solo el sonido de fondo de su respiración, del latir acompasado de su corazón.
Así de simple y perfecto. Opto por no hacerlo por temor a complicar las cosas, no quiero enturbiar su estado con el asomo de alguna emotividad por mi parte, provocada por alguna puñetera hormona femenina , dando lugar a una situación incomoda. Así que ,ganando el raciocinio y el autocontrol de mis desordenadas emociones ,decido marcharme sin más,al poco rato,con una despedida sencilla sin preguntas ni respuestas.