A veces tan próximo y otras muchas más, tan lejano a la vez, encerradas mil palabras, que se quedan en un mundo que sólo a ti pertenece, que conduce a las estrellas de alguna lejana y perdida constelación, mi amado y precioso príncipe.
Y tu puro amor me traspasa no obstante, me endulza mis amarguras, me calienta el corazón en el frío camino, mi motor y mi fuerza, dulce niño que mira a la luna.
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